martes, 26 de agosto de 2014

Sin filtros

Después de ese tornado nos despertamos aturdidos, buscando un pedazo de piedra en el que poder implantar unas gotas de comedia a la tragedia sucedida, para dar algo de cordura a lo que había ocurrido para que se formara todo el desastre que nos echaron encima. Abrimos los ojos, cegados por tanta claridad y nos sacudimos las manos en los bolsillos, esperando encontrar una señal caída del cielo, pero lo único en lo que pudimos sumergirnos fue en un oasis de arena ávida de cualquier respuesta. Y el polvo se disponía a nublarlo toda otra vez, en un puñado de recuerdos nos tropezamos con un montón de cenizas, que debían haberse acumulado durante tanto tiempo que su cumbre más alta no podía distinguirse entre las nubes. Eran las cenizas que nosotros mismos habíamos acumulado, esa carga de culpabilidad que asumes un día y que pesa más que una mochila repleta de piedras. Y por mucho que intentaras encontrarte a ti mismo entre toda aquella nube de polvo, solo te vías reflejado en un espejismo en el que continuamente se dibujaba su nombre.
Y es que soy de las que piensa que cuando dos personas se tocan con los dedos, pueden sentir mucho más de lo que  hace fluir una mirada. Y sé que cuando introduje mi mano en el desastre lleno de recuerdos que parecía aquella tormenta pude tocar tus dedos con los míos y tú lo sentiste igual que yo.  Pero deje de sentirte tan rápidamente que ahora estoy perdida sino puedo tocarte.

Porque ahora resulta que el corazón tiene razones, que la propia razón no entiende. Y yo me lo creo. Resulta que el corazón incluso le pone banda sonora al anhelo de poder rozar tu piel y reproduce las sensaciones en un empirismo tan real, que no necesito acariciarte para saber lo que estaría sintiendo si hubiera podido salvar el enorme remolino de cenizas que nos separaba. 

miércoles, 4 de junio de 2014

Personas complicadas

Yo era la de las poesías, la de las sorpresas cursis a bajo coste, la de los detalles intrascendentes que te dibujan sonrisas, la de las manualidades del todo por amor, la de la soberbia y los reproches, la de los besame que tengo frió, la de los regalos porque me da la gana y punto. Era esa de los por qué a toda afirmación y de los te quiero incuestionables, la de hagamos el amor como leones o mejor no arruinemos la película. Fui la de los miedos insalvables que llenaban el vaso de agua en el que me ahogaba y también la de las certezas de que una caricia puede salvarnos de un precipicio. Y tu en cambio eras el de las cosquillas, el de los labios con sabor a te haría el amor sin ser primavera, el de los flechazos con miradas y también el intento infructuoso de poeta embriagado que sin ser capaz de describir un sentimiento revelaba hasta los secretos mejor guardados. Has sido siempre el de lo regalos caros en fechas señaladas como muestra de un corazón, el de los no me quita la razón ni la asociación de lesbianas enfurecidas, el de agotar hasta las últimas salidas y yo la de encontrarlas, con paciencia. Fuiste el de orgullo y prejuicio, el de con un beso callo todas tus inseguridades y el de con una sonrisa hago irrepetible la belleza de un amanecer, el de no querer asumir las culpas, el de picarme hasta hacerme enfadar para comerme después... no digo que ni uno ni otro fuéramos mejor o peor, fuimos, somos y seremos piezas inseparables de un puzzle que nunca encaja, el imantado de dos historias que a menudo se repelen pero siempre se atraen. Somos almas difíciles, indomables que se resisten a perderse aún sabiendo que sus propias cicatrices los alejan... pero ni tu dejaras de ser el de los te necesito tarde y mal ni yo voy a empezar a ser la de la felicidad sin cargos de tu amor, porque eres esa persona que tiene la capacidad de sacar lo peor de mi al mismo tiempo que me demuestras que jamás con nadie podre sentir algo tan bonito que hasta haga llorar.

lunes, 19 de mayo de 2014

Con el brillo de tu cuerpo cuando suda

Es el preludio de algo perfecto y lo presiento al ver las sonrisas que se dibujan en tus ojos al mirarme, apacibles, tranquilos, cristalinos, con la calma que te da la felicidad de estar contemplando algo que realmente has deseado durante mucho tiempo, para terminar finalmente amándolo después de haber ahogado las esperas y de domesticar la incertidumbre de no poder tener algo que verdaderamente quieres. Después de habernos comprendido en la distancia de una aparente inexistencia que ninguno de los dos podía soportar, porque los recuerdos nos insistían cada día diciéndonos que fue real, que ocurrió y que no dejaría de existir por mucho que dejáramos pasar el tiempo. Después de haber cruzado esa precipicio insalvable que nos separó durante el tiempo suficiente para que pudiéramos entender que el amor no tenía cabida más que en la mirada y en las caricias del otro.
Y es que las cosas más bonitas y perfectas que jamás se podrán sentir solo son posibles en la inmensidad de tus curvas y de tu suave piel y sé que nunca nadie podrá hacerme sentir que ve los latidos de mi corazón con solo mirarme fuera de tus fronteras y de los límites que marcan tus caricias.
Traspasaba lo físico, destruía lo estático, se convertía en agua y nos recorría el cuerpo por dentro atravesándonos el corazón mucho más allá de lo emocional.

Que paren el tiempo, que detengan todos esos trastos que nos marcan las horas y los limites, que dejen de fluir las mareas o que no vuelva a soplar el viendo, que olvidemos la poesía, que se apaguen las estrellas o incluso que la luna salde todas sus deudas con los mortales, no me importa… todo lo que ocurra resulta insustancial sabiendo que estarás a mi lado. 

martes, 6 de mayo de 2014

La foto que te quité.

Todos aquellos “estas preciosa” a los que no quisiste hacer justicia porque camuflaste con miradas esquivas para que no supiera que aún pensabas en mi como la primera vez,
Con lo bien que se me ha dado siempre usar la perspicacia para hacerme la tonta cuando me interesa, cerrando los ojos bajo el sol como si no supiera que podrías pasar horas sosteniendo aquella cámara de fotos que es más grande tú, pero no más grande que tus ganas de tener el recuerdo de mi piel desnuda materializado para no olvidar ni un solo detalle.  
Era tu forma de decirme estoy aquí y me encanta observarte porque es la única forma en la que puedo tenerte, por eso te robo fotos cuando creo que no te das cuenta.
Eras como un niño, asustado, cuando revienta el primer día la bici que le regalo su padre, acojonado de la bronca que puede caerle si alguien se entera, dando relevancia a todos los prejuicios que yo consideraba insustanciales después de haber sentido la facilidad con la que erizabas mi piel y la forma en que te jugabas los huevos y perdías el tipo por un mínimo contacto físico.
Y ahora tendré que ser yo quien se trague las ganas para no vomitarlas más, de montarme en el primer autobús para que tengas que cumplir aquella promesa que hiciste la última vez que te despediste mí, de no volver a dejarme sola en ninguna estación y tendrás que ser tu quien se quede con ellas, las ganas, de quitarle una foto a mi sonrisa cuando te vea aparecer en la estación con la certeza de que te has follado a los miedos y los has dejado moribundos, tirados en la última esquina que doblas antes de volver a sentir el deseo de verme mujer salvaje, desnuda y despojada de la inocencia y la niñez con la que acostumbras a verme,
Te  quedarás con las ganas de verme natural como la soledad y el insomnio, absuelta de condicionamientos, de buenos modales y de composturas, porque sé que odias tanto como yo esa manía que tengo de mostrarme recatada cuando la ocasión lo requiere.  
Tendrás que ser tú el que intente domesticar ese deseo de concederle una amnistía a mis ojos de gata (porque de la sonrisa te enamoraste hace tiempo) en la que usara mis manos y mis labios ajena a la mirada lasciva y atenta de aquellos que quieren juzgarnos como si de un "orgullo y prejuicio" contemporáneo se tratará. 

Ese deseo del que te convenciste que no me percataría, habiendo calculado mal mi inteligencia. 

miércoles, 30 de abril de 2014

Hormigas bajo la piel

En fin... no se cuando terminara esta sensación...
la de dejar de verte en cada pensamiento,
la de despertar empapada en sudor tras a-ver-te soñado,
una noche y otra,
la sensación de sentir que me da un vuelco el corazón
cuando te veo en fotos,
esas mariposas en el estomago cuando recuerdo tu sonrisa
no se cuando terminare de preguntarme
por qué no salió bien.
esa sensación en mis dedos de estar tocando tu piel de seda
porque llorar ha pasado de moda.
porque quizá no fuiste la personas que yo esperaba que fueras
pero eso no ha hecho que deje de estar enamorada de ti
y el impulso nervioso que debo controlar
para no meterme a ver tu perfil de ninguna de las redes sociales.
pero es que a veces me hace tanta falta ver tu sonrisa
que no puedo controlarme
porque al fin y al cabo el dolor no dura toda una vida
y lo único que nos queda es eso
el recuerdo de las sonrisas
y lo que éstas nos hacían sentir.
Contigo hasta las estrellas y todos esos te quiero
a los que el tiempo no supo hacer justicia...
y esos días de rabia en los que me juraba
que aquellas, las de hace tres meses eran las últimas lineas
que te escribía.
Sin darme cuenta de que a la rutina no le seria tan fácil
acostumbrarse a dejar a escribir para ti... porque lo hice
durante tanto tiempo, que ya casi no recuerdo
como se escribía para otra persona.
Fuiste dueño de mis versos,
de mis pensamientos,
de mis palabras,
de mis sarcasmos
y de mis latidos, de todos ellos por supuesto.
Y aquí sigo esperando a que desaparezcas,
pero sin querer del todo que tu recuerdo cierre la puerta del pasado.
Intente eso de querer a alguien a quien no tuviera
el deseo de olvidar, pero tampoco funciono,
así que me quedo soportando la paciencia
hasta que se desintegren también en recuerdos
las ganas que ahora tengo de hacerte el "humor".

miércoles, 2 de abril de 2014

Entre las garras del deseo de no tenerte mi reina

Sus cabellos rubios, naturales son mi tesoro perdió…
Ese era el comienzo de la canción, pero no fue escrita para ella, que grave error, cuando hasta la luna si tuviera uso de razón le dedicaría todas sus noches. Y me dije, algún día yo tendré que escribirle una canción, en la que hable de su pelo con el brillo dorado y la suavidad que lo caracteriza, lo había sentido tantas veces entrelazado en mis dedos, no tantas como las que me hubiera gustado sentirlo haciendo cosquillas en mi vientre.

Tenía la boca muy sucia, a veces se le llenaba de mierda para abofetear con metáforas a la sociedad cruel en la que vivimos, para poder dar sentido a esos vertederos de sentimientos y de escrúpulos donde la gente iba acumulando sus derrotas y sus remordimientos. Tenía la sensibilidad de una reina, no de una cualquiera, sino de una de esas reinas que venden su corona para poder alimentar a su pueblo y a su propio corazón. Prostituía sonrisas por el menor atisbo de felicidad y eso la hacía grande.  Yo quise hacerla libre, porque las reinas no deben vivir enjauladas, el mundo no debe ser privado de tan delicada e irreverente belleza.


La única manera que tuve de hacerla libre fue tomar su cuerpo como lienzo y hacerla volar con mis manos de poeta como si su piel fuera un verso en el que escribiera el amor, que también admiraba su corona, un verso en el que mi pluma dibujara paisajes insólitos rebosantes de hermosura del mundo con el que ella soñaba. 

sábado, 29 de marzo de 2014

¡Nada mas puedo decir!

Dicen que todo lo bueno se acaba como en un cuento
y este cuento de hadas se olvido por dentro
dicen que todo se cura según va pasando el tiempo,
pero de mis horas muertas hay minutos de silencio.
No quiero tu cielo si no puedo volar,
si no hay alas ni ganas de flotar,
si no hay nada que celebrar,
ni luchas en pijama de almohadas ni las duchas que sólo dejan cal.
La vida es un tobogán; si subes quieren verte caer o bajar
pero nadie disfrutar de placer
quiero mentiras de jarabe que me sepan mal
que me sienten bien, que me cierren las heridas de ayer
No sé; si el mundo termina que nos pille dormidos
para que soñemos con lo que en la vida tuvimos
por eso brindo con la botella de vino Lambrusco
que me dejaste si es que a eso se le puede llamar vino.

Siento que el corazón del uso me ha dado de sí,
desatado y dilatado de tanto latir por ti
que te vaya bien, que te vaya bien
que te vaya bien, nada más puedo decir.
Que te he dejado pero no de quererte,
que te he olvidado pero no de mi mente,
que siempre te tendré presente,
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte
(para siempre)

Hablo de los primeros besos que nos dimos,
en los últimos versos que te escribo
dime que al menos seremos amigos aunque nunca lo fuimos
pero algo más que meros conocidos que irían al cine.
Siempre dije no vivas del recuerdo, el pasado es un lastre
pero este peso nos recuerda ese viaje
así que deja que yo lleve a cuestas lo nuestro como equipaje,
a rastras como un parche para este "sastre".
Quise ser sencillo no sincero,
por eso digo que me quedo con lo bueno,
por eso pido que alguien te haga ver el cielo pero lejos
porque disfrazamos el adiós con un hasta luego.
Si renacemos y nos encontramos en otra vida,
dame una torta sin mediar palabra en la mejilla,
para que sepa que si duele es porque siento
y si me tratas como a un perro fui animal de compañía.

Y voy a caer y voy a caer y voy a caer y voy a caer
y voy a caer y voy a caer,
Y voy a caer y voy a caer si te duele a ti a mi más me va a doler
pero aprenderé a seguir mujer que te vaya bien
nada más puedo decir.

Siento que el corazón del uso me ha dado de sí,
desatado y dilatado de tanto latir por ti
que te vaya bien, que te vaya bien
que te vaya bien, nada más puedo decir.
Que te he dejado pero no de quererte,
que te he olvidado pero no de mi mente,
que siempre te tendré presente,
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte
(para siempre)

https://www.youtube.com/watch?v=E0lu8td2AqA