domingo, 1 de noviembre de 2015

Un día para descansar

Los domingos son para caerte por las escaleras y llorar,
Para tener un gato que te alegre las mañanas y las noches
Que te haga reír
a carcajadas como muchas personas
Nunca supieron hacerlo.
Los domingos son para dejarte invadir por la nostalgia
Para echar de menos
Son para arrepentirse de las cosas que no tuviste valor de hacer
Y para recordar amores fugaces, de esos que te lo entregan todo
Y luego se van sin avisar.
Domingos, que te permiten tener miedo, asustarte
Al menos una vez a la semana,
Sin tener que sentir esa culpabilidad de no tener tiempo para estar triste.
Son para decepcionarte, de ti misma
O de los demás
Para mandarlo todo la mierda y que nada más importe
Los domingos son para darse una tregua, mirar atrás
Ser consciente de que las cicatrices a veces duelen, casualmente siempre los domingos
Para asumir que posiblemente te estas enamorando y acojonarte,
Por qué el amor sino duele, no tiene ningún sentido
al menos para mi
Me hago la misma pregunta, sin respuesta
Cada 7 días

¿Qué culpa tienen los domingos de tu angustia?