lunes, 24 de noviembre de 2014

La magia de la meteorología.

Ayer soñé con una casa repleta de frío.
Ella estaba insuperable vestida de carmín, sobraban las palabras.
Y él tenía una sonrisa que solo podía materializarse cuando la miraba,
Una sonrisa que bien sabe Dios,
Podría haber sido un arma de destrucción masiva,
En otros tiempos en los que fuese el amor y no el dinero
La magia que moviese el mundo.
Encontré dos cuerpos desnudos bailando en la noche, moviendo sus pies de manera acompasada al ritmo de los latidos que marcaba la sangre bombeada hasta las yemas de sus dedos.
Bastaba una mirada y unos pasos de vals para recuperarse.
Se agarraban de las manos y se sostenían el uno al otro, con el alma abierta hasta los pies.
Demostrándose que su piel unida a quemarropa era suficiente para desafiar al frió,
Ese frió que los había separado durante tantos inviernos.
Fue la forma que tuvo el amor, en esta ocasión, de reprocharle a los bajo cero los corazones que había roto.
La habitación se iluminaba con la tenue luz de la luna, al menos la que las ventanas dejaban atravesar.
Y entre aquellas cuatro paredes heladas de un lugar poco habitado, hacían frente a un frió difícil de soportar hasta para la más valiente desnudez.  Dejando que se les helara la sangre y floreciera la piel, porque ahora solo era una.
Cosida a golpe de inviernos.
Se dejaron llevar sin que el frió les hiciera temblar, porque se tenían el uno al otro. Era la forma que tenían de mirar con osadía los 0ºC y manifestarse completamente vulnerables ante el termómetro, pero sin miedos, sin más tapujos que haber perdido el miedo a no encontrarse, porque ya el frió dejo de asustarles.
Eran dos locos que sabían amarse con miradas, que pasaron horas bailando bajo todas las heladas, con la única mirada atenta del silencio.
Las sabanas estaban casi húmedas, pero aun podían prescindir de la poca ropa que los amparaba…
Dos cuerpos que se conocían centímetro a centímetro, cada recodo de su anatomía…
Cuya piel era la mejor excusa para que un simple roce hiciera que no pudieran contener más el aliento del otro que tanto habían anhelado en las noches frías... en las bocas de otros. 

Compusieron música con los dedos, acariciándose despacio para no desgastarse.
Regalaron con miradas a las musas la poesía, y se miraron como si el tiempo no hubiera pasado.
Crearon arte al mecer sus cuerpos en las sombras que regala la luna a los enamorados.
Y las noches pasaron como si fueran años, y éstos congelaron las manecillas del reloj.
Se follaron todos los termómetros y los inviernos, se comieron las distancias y se tragaron las nostalgias, para poder sentirse unas primaveras más.
Rompieron todos los relojes y los quedaron reducidos a un puñado de cristales con los que ya no tenían miedo a cortarse, porque volvían a tener al invierno domesticado para poder curarse el uno al otro.
Y se hicieron amor, a medida para los dos, sin censuras, sin ataduras y sin reproches, se hicieron amor en la versión más natural de ellos mismos, esa que escondían al resto del mundo.

Y eso es algo difícil de olvidar, supongo. 

lunes, 20 de octubre de 2014

El trance

Podría haber dado la vida por ti, dejándome los huevos en el intento o podría haber malvendido mis ojeras a cambio de un amor enturbiado, impregnado de sexo y lágrimas, porque hay pasiones tan fuertes que también hacen llorar. Y supongo que podría haber malgastado las pocas estrellas que aún nos amparaban en un ridículo intento de camuflar el olor a roto, que brotaba de cada poro de tu piel… tu piel.
Imagino que cambie todo eso por el trance que ahora atravieso, el transcurso de los días en los que voy aprendiendo (again) a vivir con la conexión cancelada a tus labios. El paso de las horas en las que intento construir de cero, partiendo de unos cimientos putrefactos que no han conseguido olvidarte. Que hipocresía querer sembrar algo nuevo sobre un terreno al que no has dejado el tiempo reglamentario de barbecho, para que tenga la oportunidad de regenerarse. Serán las ganas que me han ahogado últimamente de hacerte desaparecer del mapa de mi experiencia. Serán tus ojos, quizá tus manos…
Este es un viaje sin retorno y con secuela, un mella donde podría guardarse una piedra del tamaño de un ratón, el vacío tóxico que dejo el eco de tus besos que me contamina al tocar cualquier otro cuerpo que no sea el tuyo… tu cuerpo. Un vacío sobre el que va creciendo una gruesa capa de cicatrices que ahora nadie puede ver, porque mi propia mirada las esconde.
Y en el extrarradio de esta jodida cloaca a la que llamo conciencia, habitan unos pequeños hombrecillos que dedican sus días a beber como cosacos, masturbarse sin manos y fumar tabaco con sabor a analgésico, mientras construyen de manera desordenada y caótica este nuevo comienzo del que no desapareces.

Con todo esto y alguna que otra alusión a las manifestaciones que organizan las hormigas en mi estómago al verte en fotos,  he dejado de creer en las despedidas y la palabra “adiós” ha desaparecido de mi vocabulario por unanimidad. Pues el trance me ha convencido de que nunca podrás decir adiós a la persona que descubrió tu más sincera y vulnerable desnudez, y con más o menos frecuencia vas a verle en tus recuerdos, en tus sueños y en las pesadillas también, vas a tenerle siempre presente en tus expectativas y en todos los tíos que se peguen una hostia al intentar enamorarte. Y pasara mucho tiempo hasta que dejes de recordar su manera de caminar o la forma en que te miraba, sus gestos, la absurda tontería que le hacía sonreír y también los monstruos que le hacían temblar, porque te esforzaste demasiadas horas en intentar ahuyentarlos… Y no pretendas que otros te hagan sentir como lo hacía el, porque la realidad puede joderte muy adentro. 

martes, 26 de agosto de 2014

Sin filtros

Después de ese tornado nos despertamos aturdidos, buscando un pedazo de piedra en el que poder implantar unas gotas de comedia a la tragedia sucedida, para dar algo de cordura a lo que había ocurrido para que se formara todo el desastre que nos echaron encima. Abrimos los ojos, cegados por tanta claridad y nos sacudimos las manos en los bolsillos, esperando encontrar una señal caída del cielo, pero lo único en lo que pudimos sumergirnos fue en un oasis de arena ávida de cualquier respuesta. Y el polvo se disponía a nublarlo toda otra vez, en un puñado de recuerdos nos tropezamos con un montón de cenizas, que debían haberse acumulado durante tanto tiempo que su cumbre más alta no podía distinguirse entre las nubes. Eran las cenizas que nosotros mismos habíamos acumulado, esa carga de culpabilidad que asumes un día y que pesa más que una mochila repleta de piedras. Y por mucho que intentaras encontrarte a ti mismo entre toda aquella nube de polvo, solo te vías reflejado en un espejismo en el que continuamente se dibujaba su nombre.
Y es que soy de las que piensa que cuando dos personas se tocan con los dedos, pueden sentir mucho más de lo que  hace fluir una mirada. Y sé que cuando introduje mi mano en el desastre lleno de recuerdos que parecía aquella tormenta pude tocar tus dedos con los míos y tú lo sentiste igual que yo.  Pero deje de sentirte tan rápidamente que ahora estoy perdida sino puedo tocarte.

Porque ahora resulta que el corazón tiene razones, que la propia razón no entiende. Y yo me lo creo. Resulta que el corazón incluso le pone banda sonora al anhelo de poder rozar tu piel y reproduce las sensaciones en un empirismo tan real, que no necesito acariciarte para saber lo que estaría sintiendo si hubiera podido salvar el enorme remolino de cenizas que nos separaba. 

miércoles, 4 de junio de 2014

Personas complicadas

Yo era la de las poesías, la de las sorpresas cursis a bajo coste, la de los detalles intrascendentes que te dibujan sonrisas, la de las manualidades del todo por amor, la de la soberbia y los reproches, la de los besame que tengo frió, la de los regalos porque me da la gana y punto. Era esa de los por qué a toda afirmación y de los te quiero incuestionables, la de hagamos el amor como leones o mejor no arruinemos la película. Fui la de los miedos insalvables que llenaban el vaso de agua en el que me ahogaba y también la de las certezas de que una caricia puede salvarnos de un precipicio. Y tu en cambio eras el de las cosquillas, el de los labios con sabor a te haría el amor sin ser primavera, el de los flechazos con miradas y también el intento infructuoso de poeta embriagado que sin ser capaz de describir un sentimiento revelaba hasta los secretos mejor guardados. Has sido siempre el de lo regalos caros en fechas señaladas como muestra de un corazón, el de los no me quita la razón ni la asociación de lesbianas enfurecidas, el de agotar hasta las últimas salidas y yo la de encontrarlas, con paciencia. Fuiste el de orgullo y prejuicio, el de con un beso callo todas tus inseguridades y el de con una sonrisa hago irrepetible la belleza de un amanecer, el de no querer asumir las culpas, el de picarme hasta hacerme enfadar para comerme después... no digo que ni uno ni otro fuéramos mejor o peor, fuimos, somos y seremos piezas inseparables de un puzzle que nunca encaja, el imantado de dos historias que a menudo se repelen pero siempre se atraen. Somos almas difíciles, indomables que se resisten a perderse aún sabiendo que sus propias cicatrices los alejan... pero ni tu dejaras de ser el de los te necesito tarde y mal ni yo voy a empezar a ser la de la felicidad sin cargos de tu amor, porque eres esa persona que tiene la capacidad de sacar lo peor de mi al mismo tiempo que me demuestras que jamás con nadie podre sentir algo tan bonito que hasta haga llorar.

lunes, 19 de mayo de 2014

Con el brillo de tu cuerpo cuando suda

Es el preludio de algo perfecto y lo presiento al ver las sonrisas que se dibujan en tus ojos al mirarme, apacibles, tranquilos, cristalinos, con la calma que te da la felicidad de estar contemplando algo que realmente has deseado durante mucho tiempo, para terminar finalmente amándolo después de haber ahogado las esperas y de domesticar la incertidumbre de no poder tener algo que verdaderamente quieres. Después de habernos comprendido en la distancia de una aparente inexistencia que ninguno de los dos podía soportar, porque los recuerdos nos insistían cada día diciéndonos que fue real, que ocurrió y que no dejaría de existir por mucho que dejáramos pasar el tiempo. Después de haber cruzado esa precipicio insalvable que nos separó durante el tiempo suficiente para que pudiéramos entender que el amor no tenía cabida más que en la mirada y en las caricias del otro.
Y es que las cosas más bonitas y perfectas que jamás se podrán sentir solo son posibles en la inmensidad de tus curvas y de tu suave piel y sé que nunca nadie podrá hacerme sentir que ve los latidos de mi corazón con solo mirarme fuera de tus fronteras y de los límites que marcan tus caricias.
Traspasaba lo físico, destruía lo estático, se convertía en agua y nos recorría el cuerpo por dentro atravesándonos el corazón mucho más allá de lo emocional.

Que paren el tiempo, que detengan todos esos trastos que nos marcan las horas y los limites, que dejen de fluir las mareas o que no vuelva a soplar el viendo, que olvidemos la poesía, que se apaguen las estrellas o incluso que la luna salde todas sus deudas con los mortales, no me importa… todo lo que ocurra resulta insustancial sabiendo que estarás a mi lado. 

martes, 6 de mayo de 2014

La foto que te quité.

Todos aquellos “estas preciosa” a los que no quisiste hacer justicia porque camuflaste con miradas esquivas para que no supiera que aún pensabas en mi como la primera vez,
Con lo bien que se me ha dado siempre usar la perspicacia para hacerme la tonta cuando me interesa, cerrando los ojos bajo el sol como si no supiera que podrías pasar horas sosteniendo aquella cámara de fotos que es más grande tú, pero no más grande que tus ganas de tener el recuerdo de mi piel desnuda materializado para no olvidar ni un solo detalle.  
Era tu forma de decirme estoy aquí y me encanta observarte porque es la única forma en la que puedo tenerte, por eso te robo fotos cuando creo que no te das cuenta.
Eras como un niño, asustado, cuando revienta el primer día la bici que le regalo su padre, acojonado de la bronca que puede caerle si alguien se entera, dando relevancia a todos los prejuicios que yo consideraba insustanciales después de haber sentido la facilidad con la que erizabas mi piel y la forma en que te jugabas los huevos y perdías el tipo por un mínimo contacto físico.
Y ahora tendré que ser yo quien se trague las ganas para no vomitarlas más, de montarme en el primer autobús para que tengas que cumplir aquella promesa que hiciste la última vez que te despediste mí, de no volver a dejarme sola en ninguna estación y tendrás que ser tu quien se quede con ellas, las ganas, de quitarle una foto a mi sonrisa cuando te vea aparecer en la estación con la certeza de que te has follado a los miedos y los has dejado moribundos, tirados en la última esquina que doblas antes de volver a sentir el deseo de verme mujer salvaje, desnuda y despojada de la inocencia y la niñez con la que acostumbras a verme,
Te  quedarás con las ganas de verme natural como la soledad y el insomnio, absuelta de condicionamientos, de buenos modales y de composturas, porque sé que odias tanto como yo esa manía que tengo de mostrarme recatada cuando la ocasión lo requiere.  
Tendrás que ser tú el que intente domesticar ese deseo de concederle una amnistía a mis ojos de gata (porque de la sonrisa te enamoraste hace tiempo) en la que usara mis manos y mis labios ajena a la mirada lasciva y atenta de aquellos que quieren juzgarnos como si de un "orgullo y prejuicio" contemporáneo se tratará. 

Ese deseo del que te convenciste que no me percataría, habiendo calculado mal mi inteligencia. 

miércoles, 30 de abril de 2014

Hormigas bajo la piel

En fin... no se cuando terminara esta sensación...
la de dejar de verte en cada pensamiento,
la de despertar empapada en sudor tras a-ver-te soñado,
una noche y otra,
la sensación de sentir que me da un vuelco el corazón
cuando te veo en fotos,
esas mariposas en el estomago cuando recuerdo tu sonrisa
no se cuando terminare de preguntarme
por qué no salió bien.
esa sensación en mis dedos de estar tocando tu piel de seda
porque llorar ha pasado de moda.
porque quizá no fuiste la personas que yo esperaba que fueras
pero eso no ha hecho que deje de estar enamorada de ti
y el impulso nervioso que debo controlar
para no meterme a ver tu perfil de ninguna de las redes sociales.
pero es que a veces me hace tanta falta ver tu sonrisa
que no puedo controlarme
porque al fin y al cabo el dolor no dura toda una vida
y lo único que nos queda es eso
el recuerdo de las sonrisas
y lo que éstas nos hacían sentir.
Contigo hasta las estrellas y todos esos te quiero
a los que el tiempo no supo hacer justicia...
y esos días de rabia en los que me juraba
que aquellas, las de hace tres meses eran las últimas lineas
que te escribía.
Sin darme cuenta de que a la rutina no le seria tan fácil
acostumbrarse a dejar a escribir para ti... porque lo hice
durante tanto tiempo, que ya casi no recuerdo
como se escribía para otra persona.
Fuiste dueño de mis versos,
de mis pensamientos,
de mis palabras,
de mis sarcasmos
y de mis latidos, de todos ellos por supuesto.
Y aquí sigo esperando a que desaparezcas,
pero sin querer del todo que tu recuerdo cierre la puerta del pasado.
Intente eso de querer a alguien a quien no tuviera
el deseo de olvidar, pero tampoco funciono,
así que me quedo soportando la paciencia
hasta que se desintegren también en recuerdos
las ganas que ahora tengo de hacerte el "humor".

miércoles, 2 de abril de 2014

Entre las garras del deseo de no tenerte mi reina

Sus cabellos rubios, naturales son mi tesoro perdió…
Ese era el comienzo de la canción, pero no fue escrita para ella, que grave error, cuando hasta la luna si tuviera uso de razón le dedicaría todas sus noches. Y me dije, algún día yo tendré que escribirle una canción, en la que hable de su pelo con el brillo dorado y la suavidad que lo caracteriza, lo había sentido tantas veces entrelazado en mis dedos, no tantas como las que me hubiera gustado sentirlo haciendo cosquillas en mi vientre.

Tenía la boca muy sucia, a veces se le llenaba de mierda para abofetear con metáforas a la sociedad cruel en la que vivimos, para poder dar sentido a esos vertederos de sentimientos y de escrúpulos donde la gente iba acumulando sus derrotas y sus remordimientos. Tenía la sensibilidad de una reina, no de una cualquiera, sino de una de esas reinas que venden su corona para poder alimentar a su pueblo y a su propio corazón. Prostituía sonrisas por el menor atisbo de felicidad y eso la hacía grande.  Yo quise hacerla libre, porque las reinas no deben vivir enjauladas, el mundo no debe ser privado de tan delicada e irreverente belleza.


La única manera que tuve de hacerla libre fue tomar su cuerpo como lienzo y hacerla volar con mis manos de poeta como si su piel fuera un verso en el que escribiera el amor, que también admiraba su corona, un verso en el que mi pluma dibujara paisajes insólitos rebosantes de hermosura del mundo con el que ella soñaba. 

sábado, 29 de marzo de 2014

¡Nada mas puedo decir!

Dicen que todo lo bueno se acaba como en un cuento
y este cuento de hadas se olvido por dentro
dicen que todo se cura según va pasando el tiempo,
pero de mis horas muertas hay minutos de silencio.
No quiero tu cielo si no puedo volar,
si no hay alas ni ganas de flotar,
si no hay nada que celebrar,
ni luchas en pijama de almohadas ni las duchas que sólo dejan cal.
La vida es un tobogán; si subes quieren verte caer o bajar
pero nadie disfrutar de placer
quiero mentiras de jarabe que me sepan mal
que me sienten bien, que me cierren las heridas de ayer
No sé; si el mundo termina que nos pille dormidos
para que soñemos con lo que en la vida tuvimos
por eso brindo con la botella de vino Lambrusco
que me dejaste si es que a eso se le puede llamar vino.

Siento que el corazón del uso me ha dado de sí,
desatado y dilatado de tanto latir por ti
que te vaya bien, que te vaya bien
que te vaya bien, nada más puedo decir.
Que te he dejado pero no de quererte,
que te he olvidado pero no de mi mente,
que siempre te tendré presente,
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte
(para siempre)

Hablo de los primeros besos que nos dimos,
en los últimos versos que te escribo
dime que al menos seremos amigos aunque nunca lo fuimos
pero algo más que meros conocidos que irían al cine.
Siempre dije no vivas del recuerdo, el pasado es un lastre
pero este peso nos recuerda ese viaje
así que deja que yo lleve a cuestas lo nuestro como equipaje,
a rastras como un parche para este "sastre".
Quise ser sencillo no sincero,
por eso digo que me quedo con lo bueno,
por eso pido que alguien te haga ver el cielo pero lejos
porque disfrazamos el adiós con un hasta luego.
Si renacemos y nos encontramos en otra vida,
dame una torta sin mediar palabra en la mejilla,
para que sepa que si duele es porque siento
y si me tratas como a un perro fui animal de compañía.

Y voy a caer y voy a caer y voy a caer y voy a caer
y voy a caer y voy a caer,
Y voy a caer y voy a caer si te duele a ti a mi más me va a doler
pero aprenderé a seguir mujer que te vaya bien
nada más puedo decir.

Siento que el corazón del uso me ha dado de sí,
desatado y dilatado de tanto latir por ti
que te vaya bien, que te vaya bien
que te vaya bien, nada más puedo decir.
Que te he dejado pero no de quererte,
que te he olvidado pero no de mi mente,
que siempre te tendré presente,
desde la hora del primer beso hasta el día de mi muerte
(para siempre)

https://www.youtube.com/watch?v=E0lu8td2AqA

domingo, 23 de marzo de 2014

Caer está permitido, levantarse es una obligación.

Puedes leerme, si te da la gana o como si no, pero hoy sinceramente escribo desde el corazón y con el innegable deseo inconsciente de que lo hagas, de que me escuches. Aunque me basta con imaginar que lo haces a pesar de que haga meses que no pares en esta estación. Dura como una piedra, igual de cabezota que cuando discutíamos, me empeñe en que me vieras fuerte, decidida a no quererte ya más, tan estúpida al pensar que querer era algo que se podía elegir.
Después de todos estos meses, de descontrolar mi vida sin ti, de emborracharme una y otra vez y no recordarte… después. Me he visto reflejada en cada texto de desamor y en cada canción que habla de separación y rupturas, pero eso es normal.
Hoy no puedo expresar con palabras lo que estoy sintiendo, no es que te eche de menos, ya pase aquella etapa, hoy es que me he dado cuenta de lo mucho que te amé, me di cuenta de lo complicadas que hacemos a veces las cosas cuando nos empeñamos en no querer olvidar, pero es que a mí nadie me enseño a olvidarte y yo nunca he sido una buena autodidacta… calaste hasta el puto final de todo mi ser.  
Me gustaría escribir con palabras bonitas, esas con las que te enamore, pero no me estoy esforzando en hacerlo, porque lo único que quiero es soltarlo y que lo sepas, independientemente del punto en el que tú te encuentres ahora mismo, NO TE HE OLVIDADO AUNQUE PASEN LOS MESES, NO HE DEJADO DE QUERERTE. No he dejado de pensar en tu sonrisa, a pesar de odiarte en un primer momento, no he dejado de desear tus abrazos y tus miradas, no he dejado de desear que me hicieras el amor y que fueras tu quien me despertara con caricias cada amanecer.
Y me sigue quemando la piel el pensamiento de que estés amando ya a otra persona, como te sigue quemando a ti, si es que aún no has cambiado de cómo te conocía.

Puedes estar tranquilo, las cosas se jodieron y los cristales nos rompieron a los dos, pero no soy capaz de amar a nadie que no seas tú. Aunque tú no me tengas puedo asegurarte que nadie más podrá tenerme tampoco. 

miércoles, 15 de enero de 2014

Silencios de cristales rotos

Yo pago los destrozos
hasta el final,
aguanto hasta las ultimas sonrisas,
reconozco los pasos que dí
al equivocarme,
pero no me precipito
a mitad de ningún orgasmo.
Por mucho que duela
seguir.
Asumo el amor cuando rompe
el hielo derritiéndolo
y también cuando gotea,
me confunde cuando no sabe
si romperse por irreverencia
o volar.
Si algo me caracteriza
es la osadía con la que admiro
los precipicios
sin miedo a desvirtuarme
o a desangrarme,
tan solo con ganas de demostrar
de lo que están hechas mis cicatrices.
Y que cuando caiga al vació
lo único que importe es que te hayas dado cuenta
por culpa de quién o qué
el amor no supo rasgarse o volar.
Por eso pago mis deudas y mis destrozos,
para que nadie pueda reprocharme
que fui cobarde y deje que alguien
que no fuera yo
ahuyentara los monstruos que yo implante.
Si alguien no quiso que reconstruyera
aquel infierno, fuiste tu.
Yo nunca le tuve miedo al fuego.